Casi por unanimidad, las personas que han sido testigos del fútbol desde la década del ’40 hasta nuestros días, no dudan en señalar a José Manuel Moreno como el mejor extranjero que ha jugado en el balompié chileno.
Nacido en Buenos Aires en 1916, su carrera estuvo marcada por su paso por River Plate, donde integró el mítico equipo de “La Máquina”, considerado uno de los mejores equipos de la historia de Argentina y del mundo.
De carácter ganador y a la vez festivo, rápidamente se hizo famoso en el mundo entero por su apodo de “Charro”, tras su paso por México en 1944. Luego de volver a River, recaló en Universidad Católica para conducir en forma brillante el primer título de nuestra historia.
Junto con el juego dinámico, de excelente técnica y gran capacidad física, este insider derecho (lo que después se conocería como “número 8”) fue clave en agregarle profesionalismo a un grupo de muchachos que dividían su tiempo entre los estudios y el fútbol. De hecho, muchas veces no entendía cómo Raimundo Infante faltaba a un entrenamiento porque tenía que hacer una entrega o dar una prueba en la Escuela de Arquitectura de la UC.
A tanto llegaba su hambre por ganar, que en un partido en el Estadio Independencia en una jugada intrascendente, la pelota le pasó por debajo del pie y su impotencia fue tal que se mordió con tanta rabia un dedo, que terminó por caérsele un diente. Su liderazgo además lo llevaba al camarín. En las concentraciones era un verdadero showman, cantando, bailando y contando chistes, con lo que se terminó por ganar el aprecio de sus compañeros.
Tras el título partió a Boca Juniors y regresó a la UC en 1951 sin el éxito anterior. Sus últimos años de jugador los vivió en Colombia donde terminó por agrandar su leyenda. Mientras dirigía a Independiente de Medellín en 1961, en un partido amistoso ante Boca Juniors, el equipo colombiano estaba perdiendo y no encentró mejor solución que sacarse el buzo de entrenador y vestirse de corto: anotó dos goles con que el elenco cafetero ganó el partido. Antes de finalizar el encuentro, salió de la cancha, saludó al público y se retiró definitivamente el que es considerado por la IFFHS de la FIFA, como el quinto mejor jugador sudamericano de la historia detrás de Pelé, Maradona, Garrincha y Di Stéfano.
Falleció el 26 de agosto de 1978, a los 62 años. Se apagaba así la luz de José Manuel Moreno, pero comenzaba a iluminar la leyenda del “Charro”, que un día vistió la camiseta con la cruz en el corazón.