Se cumple un nuevo aniversario de la partida del emblema de los Cruzados, Raimundo Tupper Lyon. Formado en casa, siendo La Franja la única camiseta que vistió a nivel de clubes, decidió dejar este mundo el 7 de julio de 1995, 29 años atrás, en San José de Costa Rica, durante una gira de nuestro Plantel de Honor por Centroamérica.
Se conmemora un nuevo aniversario de la partida del emblemático jugador de los Cruzados, Raimundo Tupper Lyon. Criado dentro del seno de una familia profundamente ligada a Universidad Católica, Tupper llegó al mundo un 7 de enero de 1969. Desde temprana edad, su pasión por el fútbol y su amor incondicional por La Franja lo llevaron a probarse en el club en 1979, a pesar de su corta edad.
Su debut en el Plantel Profesional se produjo en 1985, con tan solo 16 años, y rápidamente se convirtió en una pieza fundamental para la Selección Chilena Sub 20 en el Mundial de la categoría, obteniendo un meritorio cuarto lugar. En adelante, Raimundo se consolidaría como una figura emblemática de Universidad Católica, disputando 193 partidos y anotando 24 goles. Su destacada carrera en el club incluye la obtención del Campeonato Nacional de 1987, la Copa Chile 1991 y la Copa Interamericana 1994, además de llegar a la Final de la Copa Libertadores 1993.
Fuera del terreno de juego, Tupper sorprendía con su diversidad de intereses poco comunes en el fútbol. Estudiante de Ingeniería Civil e Ingeniería en Ejecución en Comercialización, también se destacó como un apasionado lector, llevando consigo libros de poesía y novelas de autores como Rimbaud y García-Marquez. Su amor por la música lo llevó a admirar a artistas como U2, Peter Gabriel, Joan Manuel Serrat y su cantautor favorito, Silvio Rodriguez, quien le dedicó una canción en su visita a Chile poco después de su partida.
Raimundo Tupper también mostró un profundo compromiso social y solidario. En 1990, lideró una campaña para Coaniquem, comprometiendo una donación de $100.000 por cada gol que anotara esa temporada. Su partida prematura en 1995, a la edad de 26 años, durante una gira del equipo por Centroamérica, dejó un legado inolvidable en el fútbol nacional. Sus multitudinarios funerales fueron una muestra del cariño y admiración que el mundo del fútbol le tenía.
Hoy, el memorial «Cruz del Mumo» lo inmortaliza en lo más alto de los cerros que rodean San Carlos de Apoquindo, señalando hacia el estadio y el Complejo Deportivo del club que, en 2009, fue bautizado en su honor, rindiendo homenaje a uno de los más grandes futbolistas de Universidad Católica. Su legado perdura y su recuerdo sigue vivo en el corazón de todos los Cruzados.