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Efeméride Cruzada: Católica Campeón del Torneo Nacional 1966

El 4 de enero de 1967, Universidad Católica conquistó su cuarta estrella en su historia. La Franja del DT Luis Vidal realizó una gran temporada que tuvo triunfos de Clásico y goleadas donde sellaron el título una fecha antes del término del campeonato.

La historia de la cuarta estrella de Universidad Católica comenzó con trabajo previo de tres años para armar aquel Plantel campeón. Bajo la dirección técnica de Luis Vidal, ex ayudante de Fernando Riera -que había partido a Nacional de Montevideo-, los cruzados iniciaron un gran año alcanzando nuevamente las semifinales de Copa Libertadores.

Con ese antecedente, Universidad Católica inició el 6 de mayo de 1966 el camino rumbo a su cuarta estrella. Pero una vez más, la senda de los cruzados no sería fácil: dos empates en las dos primeras fechas (0-0 ante Unión Española y 1-1 con Audax Italiano), tres victorias apretadas en las semanas siguientes ante Santiago Morning, Ferrobádminton y Green Cross, y la primera caída del torneo en la sexta fecha ante Magallanes (0-2).

Sin embargo, la ilusión de ser campeón era posible y quizás si el triunfo claro sobre Colo-Colo en la séptima fecha por 2-0 (Rómulo Betta y Juan Herrera, los goles cruzados) fue el aliciente que necesitaba para despegar y tener actuaciones notables, como las goleadas 4-0 ante Everton en Viña y 7-0 sobre Santiago Morning en el Estadio Independencia. Aquellas que fueron solidificando el funcionamiento del equipo.

EL PRIMER CAMPEONATO LOGRADO FUERA DE SANTIAGO

En la antepenúltima fecha del torneo, el 4 de enero de 1967, Universidad Católica debía viajar al Valle del Aconcagua para enfrentar a Unión San Felipe en busca del triunfo que le podía significar el título. Y en un Estadio Municipal repleto de gente y de hinchas cruzados que habían viajado desde Santiago, Valparaíso y Viña del Mar, el equipo de Luis Vidal hizo lo que tenía que hacer: derrotó al “Uni Uni” por 4-2.

Si bien el marcador parece expresivo, la UC debió soportar las expulsiones de Washington Villarroel y Eleodoro Barrientos, con lo que sacó la fuerza, sacrificio y regularidad que fue la tónica de ese año, consiguiendo el título antes del fin de torneo.