La segunda edición de Estadios Summit, realizada en Madrid, reunió a más de 300 profesionales, 200 empresas y 45 expositores, consolidándose como un foro de referencia internacional para el diseño, gestión y desarrollo de infraestructuras deportivas. Allí el Claro Arena tuvo pleno protagonismo.
La instancia permitió comprobar cómo estos espacios para el deporte y otras manifestaciones, se vuelven también un motor de transformación social, económica y cultural. Todos los asistentes coincidieron en destacar al Claro Arena como uno las obras relevantes de esta temporada.
“Estadios Summit nos permitió comprobar que el Claro Arena es un recinto de nivel mundial y que cumple de eficiente manera con los estándares que hoy impone la industria en pos de las mejores condiciones para deportistas y público. Es motivo de lógico orgullo también escuchar en estas instancias el reconocimiento al nuevo estadio de Universidad Católica como una obra de avance para el deporte no solo de Chile, también de Sudamérica”, señaló el gerente general de Cruzados, Juan Pablo Pareja.
El Claro Arena fue parte de Stadium Talks, que sirvió para conocer algunas de las transformaciones de estadios más relevantes del momento, compartiendo espacio con, por ejemplo, José Alvalade 2.0 (Sporting Club de Portugal); Prince Moulay Abdellah (Rabat) y Hassan II (Casablanca), nuevos íconos de Marruecos para el Mundial 2030 y el nuevo estadio Benito Villamarín del Real Betis o el modular Ibercaja Estadio del Real Zaragoza.
Uno de los ejes centrales fue la transformación del estadio en un «ecosistema multifuncional». Espacios que combinan deporte, ocio, retail, cultura, hospitalidad y experiencias para aficionados; con el objetivo de operar todo el año y generar ingresos recurrentes.
La hospitalidad premium, los servicios corporativos y las experiencias de fan (fan-experience) fueron identificados como los principales motores de este cambio. Según los ponentes, la explotación del estadio ya no depende solo de los días de partido, sino también de su capacidad para atraer público los 365 días del año.
Para clubes, inversores y gestores de infraestructuras deportivas, el mensaje quedó claro: el estadio del siglo XXI deja de ser exclusivamente un espacio para el deporte y se transforma en un activo urbano integral con valor real como motor social, cultural y económico.
